lunes, 3 de noviembre de 2008

La Gaviota va que vuela para Los Pinos.


Hace unos días estaba yo haciendo la fila para llegar a la caja en el súper, o en la comer? No lo recuerdo, pero bueno, eso es lo de menos… el punto es que me topé con uno de esos volúmenes, considerados como verdadera fuente de sabiduría, mejor conocidos como TV y Novelas, TeleGuía, Cosmopolitan, Caras, etc., en donde, como es sabido por la mayoría de nosotros, es posible encontrar todo tipo de información de vital importancia a cerca de brillantes personalidades.
En fin, eso no es lo sorprendente, como tampoco lo es el hecho de que exista más gente interesada en alimentar su cultura con este tipo de revistas que con un buen libro, lo verdaderamente increíble es lo que encontré en uno de estos cotizados documentos… una noticia que ha acaparado la atención de todos…

Sí, estás viendo bien. Se trata del “Súper Gober” del Estado De México acompañado de nada más y nada menos que nuestra queridísima “Gaviotica”. Esta noticia sí está como para provocar un infarto!! Y no es para menos cuando se trata de uno de nuestros políticos más guapos, populares y codiciados por las mujeres de todo México.
Pero que independientemente de todos los atributos antes mencionados, se trata de uno polYa es sabido que nuestro queridísimo Peña Nieto es señalado por varios analistas políticos como uno de los más probables candidatos para las elecciones presidenciales del 2012. Y aunque él no ha confirmado abiertamente sus intenciones, es evidente su propósito pues desde que fue elegido como Gobernador del Estado de México todos sus movimientos han formado parte de una constante campaña política.
Definitivamente se trata de un político que tiene muy claro su objetivo, y planea desde hace mucho tiempo cambiar su residencia e instalarse en una mucho más interesante, y que por cierto su dirección es en “Los Pinos”. Es por ello que cuando se trata de invertir en publicidad e imagen no ha escatimado recursos. Es por ello que ya era normal encontrarnos con él y con su “incansable” labor por todos lados; en los principales canales de televisión, en muchas de las radiodifusoras y hasta en las calles del estado de México. La cuestión comenzó a complicarse a partir del 14 de Noviembre del 2007, cuando entró en vigor la nueva reforma constitucional en materia electoral.
La cual consistió en realizar algunos cambios en el artículo 134, de la Constitución Federal; en donde dice textual que “La propaganda [...] que difundan los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno [...] en ningún caso incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”.
Así que, el gobernador del Estado de México se vio obligado a sacar del aire anuncios en radio y televisión donde personalmente hablaba de los logros que se habían alcanzado en la entidad más poblada del país con 14.5 millones de habitantes. Cada segundo fuera del reflector impedía que siguiera posicionando su imagen como hasta entonces lo venía haciendo.
Fue cuando ni tarde ni perezoso, el mandatario mexiquense reunió a sus asesores en cuestiones de publicidad y pusieron manos a la obra para crear una estrategia que le permitiera seguir en los medios masivos sin transgredir la ley. Según lo dicho por un alto funcionario del gobierno del estado, fue al propio Peña Nieto a quien se le ocurrió la idea de que fueran cantantes, actrices y conductores los que transmitieran los mensajes clave sobre los avances de su administración.
De esta manera fue como Angélica Rivera comenzó a formar parte de la imagen de Enrique Peña Nieto. Lo cierto es que en materia de política, no existen coincidencias y mucho menos acciones que no lleven consigo innumerables intereses escondidos. Es por ello que no dudaría ni tantito que esta “relación” sea una estrategia publicitaria más, con la que buscan lograr mayor aprobación de los ciudadanos. La pregunta aquí es: ¿Cómo verías a “La Gaviota” como la Primera Dama de México? ¿Será que la cultura política del mexicano es tan pobre que es capaz de dejarse llevar una vez más por las tácticas populistas?... eso, se los dejo de tarea!

Ahuizotle


chequen la nueva serie de TV "Cazando a la Gaviota", les va a gustar....

http://www.youtube.com/watch?v=xkfelr6aHGs

viernes, 31 de octubre de 2008

Duérmete niño, duérmete ya, que viene el libro y te comerá...

El otro andaba pensando y creo haber encontrado el mayor temor de un mexicano: un libro. Y sonará absurdo, pero estoy completamente seguro de que así es. Seamos honestos, ¿cuántos de nosotros realmente tomamos al menos un libro con gusto e interés de leerlo? Y cuando ese milagro llega a pasar, ¿pasa cada mes, o cada año, o cada diez? Para colmo, cuando a muchos mexicanos se les ocurre leer un libro, terminan escogiendo algún best-seller barato y poco productivo como algo de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Paulo Cohelo, o libros como El código Da Vinci, El manual de la perfecta cabrona, entre otros. Vaya literatura estamos leyendo... o mejor dicho "basuratura".

Y es que en México no tenemos bien arraigada la costumbre de la lectura, y me refiero a una lectura como Dios manda. Nada de El libro vaquero o cosas de ese tipo que nada más llenan la mente de pendejadas. Es tan normal (y a veces risible, aunque siempre deprimente) ver cómo un mexicano es capaz de salir huyendo cuando ve un libro, y puede poner todas las excusas habidas y por haber con tal de no leerlo. Tan común es escuchar "A mí no me gusta leer", que de verdad me sorprendo cuando encuentro a alguien que de verdad lee por gusto, y lee cosas productivas y educativas.

A tal punto llega la ignorancia del mexicano, que el otro día vi una escena que me causó demasiada risa, a la vez que indignación. Caminaba por las calles del centro de esta ciudad cuando vi a un bolero sentado leyendo una revista para matar el tiempo mientras llegaba un cliente. De lejos distinguí la revista y me sorprendí, hasta me sentí orgulloso de gente como el bolero, ya que tenía la revista Proceso entre sus manos. "¡Vaya, un bolero culto que se interesa por su país!", fue lo primero que pensé al verlo. Pero, ¡oh, decepción! Al acercarme más noté que mi querida revista era sólo el disfraz elegante y presuntuoso para una de esas revistillas de historietas erótico/pornográficas (más pornográficas y vulgares a mi parecer) que tanto gustan a la gente promedio en México.

No sólo sentí decepción, sino también una especie de furia interior al ver lo bajo que llegaba la gente. Ser capaz de usar una revista de esa clase para esconder sus vicios secretos de pseudo-lectura. Sonaré arrogante, pero sentí en esos momentos unas ganas enormes de acercarme a saludar al bolero y preguntarle acerca de la revista, sus artículos y su opinión personal acerca de los mismos. Claro, mi verdadera intención era humillarlo ahí mismo por atreverse a fingir de esa manera tan baja y ruin.

Pero éste es sólo un mísero ejemplo de lo que se reproduce millones de veces a nivel nacional. Los mexicanos leemos poco, demasiado poco en comparación con otros países. Y a aquel que se atreve a leer más de inmediato se le tacha como un bicho raro y ratón de biblioteca. De inmediato es la expresión de asombro, incredulidad y a veces hasta miedo, sólo porque tenemos frente a nosotros a alguien que sí se atrevió a leer algo. Me pasó en las vacaciones pasadas, cuando le comenté a un amigo que me había leído once libros en como mes y medio. De inmediato puso una cara de asombro que casi se le cae la mandíbula al piso, y luego me tachó de loco por ocupar mi tiempo en eso. Quizá muchos como él lo ven como tiempo perdido, pero prefiero mil veces perder mi tiempo con un buen libro, verdadera literatura, que vagando sin sentido por las calles, o peor aún, por el Internet.

Los factores que nos han vuelto así son muchos, pero en lo personal siento que se los debemos más a la vida moderna. Antes, de una u otra forma, el índice de lectura en México era mayor que ahora. Si bien hay que reconocer que es bajo dada la tradición de analfabetismo que nos hemos cargado desde mediados del siglo XIX, con el tiempo su número debió subir en lugar de bajar. Pero nos hemos dejado llevar tanto por la vida moderna y la clásica pereza del mexicano, que ahora un libro nos asusta tanto o más que un fantasma. Hacemos lo que sea (buscar resúmenes, ver la película, que un amigo nos lo cuente) con tal de no leer un libro. Preferimos perder el tiempo en cualquier otra babosada, que emplearlo correctamente con un buen libro.

Sí, creo definitivamente que el libro (o la lectura, como lo quieran ver) es el peor temor del mexicano. Y lo más triste de todo es que no se hace mucho por combatirlo. En las escuelas se implantan programas, pero no se cumplen cabalmente ni son implementados adecuadamente. Recuerdo por ejemplo, mi primaria, donde existía un programa llamado Rincón de lectura, donde teníamos que seleccionar un libro y tratar de acabarlo en un semana. Mientras para algunos de nosotros era realmente una competencia (ya que había una tabla en el salón que llevaba el conteo de los libros de todos) por ver quién había leído más, para otros era sólo un mero trámite a realizar que ni siquiera tenía tal importancia como para realizarlo cabalmente. Y lo peor de todo, que en ocasiones algunas de las maestras dejaban pasar tales hechos por alto, sin ayudar a fomentar en todos los alumnos por igual el amor a la lectura. Así, con el tiempo, la lectura se volvió privilegio y placer de unos cuantos de nosotros.

Educación, como siempre, es lo que le falta al mexicano. Con educación, podríamos mejorar esos índices de lectura en el país. Pero ahora necesitamos algo más que simple educación, requerimos de voluntad. La voluntad de enseñarle a nuestros niños, la voluntad de nosotros mismos leer más, la voluntad de aprender a diferenciar entre un buen libro y un libro basura comercial. Quizá parezca difícil, pero la guerra la podemos ganar si nos lo proponemos. Con un esfuerzo conjunto de las escuelas, los padres de familia y los medios, es posible volver a generar en nuestros compatriotas ese amor perdido por los libros. Y quizá algún día, con algo de suerte, dejemos a Carlos Cuauhtémoc Sánchez en la ruina con su montón de libros.

¿Rescate o metida de pata?

Enfrentamos en la actualidad una crisis económica severa, que traspasa los niveles nacionales y se ha tornado ya internacional. Las bolsas de todos los países han sufrido graves pérdidas, algunas de hasta más de los diez puntos porcentuales. Nuestra moneda continúa devalúandose, las tasas de interés aumentan, los precios de los productos siguen subiendo y el desempleo crece cada vez más. Conocido es que la economía mexicana no es lo que se dice fuerte, y esta recesión económica mundial podría casi acabarla. Para combatirla, el presidente Calderón sacó un programa que busca sostener la economía mexicana por medio de varios puntos. Si bien, dicho programa tiene sus pros, hay algunos puntos que son discutibles.






Uno de los puntos propuestos por el presidente es el incremento de obras públicas para la generación de empleos. Este punto establece la ampliación y creación de carreteras, autopistas y puentes a nivel nacional, y también la creación de nuevos hospitales en zonas rurales, entre otros. Cierto que, por un lado, se crearán cientos, o hasta miles, de empleos, ya que se requerirá de mucha mano de obra para tal infraestructura. Muchas personas que en estos momentos no cuentan con algún trabajo podrán obtener un empleo aquí, logrando así sobrellevar mejor la crisis. Los nuevos caminos serán beneficiosos para el país, y los nuevos hospitales también ayudarán a mucha gente.

Ahora veamos el otro lado de la moneda, aquel que obviamente no se iba a decir por cadena nacional. Todos los empleos generados a partir de las obras públicas son empleos meramente temporales. Se trata de miles de personas que volverán a quedar desempleadas una vez terminados los proyectos del gobierno. Y no sólo eso, sino que además muchos de ellos recibirán un sueldo igual o ligeramente superior al salario mínimo, lo cual no es muy alentador frente a la actual laza de precios. Además, si la crisis genera desempleo porque ya no se puede pagar a las personas, ¿cómo combatirla contratando más personas? El presupuesto estatal también se verá reducido, por lo que tendrá que ajustarse el cinturón y establecer prioridades. De un presupuesto reducido, ¿cómo obtendrá el dinero necesario para invertir en obra pública sin descuidar otras áreas?

El siguiente punto mencionado por el presidente fue la creación de una nueva refinería en el país. Este proyecto aportaría mayor beneficio económico a México que las obras públicas, ya que apoyaría a la empresa mexicana más importante. Aunado al aumento en la producción de PEMEX, se incuiría toda una nueva gama de empleos, ya que la nueva refinería requeriría de mucha mano de obra, más estable que la generada por las obras públicas, y en muchos aspectos, mejor pagada. Pero nuevamente nos enfrentamos al problema del presupuesto, y no sólo del gobierno, sino de PEMEX.

Construir una refinería no es nada barato, tomando en cuenta todo lo que la misma incluye. PEMEX sería incapaz de afrontar tal gasto debido a sus propios problemas económicos, por lo que requeriría apoyo del gobierno. Con un presupuesto apretado y obras públicas en construcción, ¿de dónde sacar el dinero para una refinería? Más aún, ¿de dónde sacar el dinero para mantenerla? ¿Sería PEMEX capaz de lograr mantener esta refinería con los problemas económicos que enfrenta? Hay que reconocer que el plan es bueno y realmente representa una ayuda a México, pero está fuera de tiempo. El momento adecuado para crear una nueva refinería debería ser cuando México está económicamente estable, de manera que durante una crisis ayude al país a sostenerse; no a la mitad de la crisis, cuando los recursos son escazos y los beneficios serán a mediano y largo plazo.

Si bien el gobierno trata de apoyar al país y resolver los problemas más inmediatos de los mexicanos, es necesario que tome en cuenta todos los factores que influyen en sus decisiones. Más préstamos para llevar a cabo sus acciones no ayudarán, ya que sólo hundirán más al país. Es necesario más bien saber administrar lo que se tiene y sacarle el mejor provecho para salir de la crisis lo mejor parados posible, y no sólo eso, sino también aprender a aprovechar los tiempos de "vacas gordas" y prepararnos en ellos para los de "vacas flacas". Lo que México necesita no son políticas de rescate, sino de prevención.

Mexicano sin equipo

Desde épocas de la revolución los mexicanos sufren de la incapacidad de trabajar con sus semejantes. Empezando con Porfirio Díaz que no soportaba la inclusión de las ideas de sus opositores, más en concreto por el grupo encabezado por Madero, y pasando por cualquier otro personaje "revolucionario" como Victoriano Huerta, Zapata, Villa, Carranza, Obregón, Calles, etc.

¿Qué caminos y oportunidades profesionales existen en la política para alguien que quiere trabajar solo y no puede trabajar en grupo o con otros?

Dick Lyles en voz de Albert, protagonista (o antagonista) en su obra El secreto de los Zapatos viejos, responde: muy pocos. Si bien Porfirio Díaz hubiera dado apertura política a sus más cercanos opositores y hubiera continuado con su célebre frase "este gallo quiere maíz", hubiese usado a Madero como vicepresidente y éste al tener poder y trabajar junto con Díaz no hubiera iniciado el mito de la revolución, como lo menciona Macario Schettino en su libro Cien años de confusión.

Tras derrotar la "tiranía" porfirista, se instauró el régimen revolucionario que traería consigo la modernidad, prosperidad y el progreso para TODOS los mexicanos.

Retomando cuestiones de Dick Lyles:

De todas las capacidades y habilidades, ¿cuáles son las más importantes que debe desarrollar alguien para tener éxito en la política? Habilidad para llevarse bien con otros.

Clientelismo, compadrazgo, nepotismo. Tres características importantes para acceder al sistema corporativista mexicano del siglo XX. Un sistema putrefacto que mantuvo la legitimidad del pueblo por más de medio siglo a base de juego de palabras, promesas y sobretodo, ambiciones. Si bien era necesario estar posicionado para acceder a los puestos más altos y claro era un buen trabajo de equipo, tanto que logró mantener la legitimidad del régimen "revolucionario" engañando al pueblo mexicano que era el ausente en la repartición del pastel.

Ahora la cuestión es, ¿el mexicano sabe cómo trabajar en equipo?

El equipo priista lo supo hacer, un equipo inmensamente corrupto, equipo de corruptos, equipo en fin. Sí, el mexicano sabe trabajar en equipo, pero no sabe controlar sus intereses, no lucha contra sus ambiciones, esto nos lleva a la búsqueda del bien común: el ideal, en teoría del régimen priista, aunque sus ambiciones distorsionaron lo inexistente.

Cuando la gente en la política fracasa, ¿qué problemas o carencias de habilidades contribuyen más a este fracaso? Respuesta:

México, un país rico en cultura, con 140 lenguas, diversidad indígena, variedad de vestimentas, infinidad de platillos típicos regionales, multiplicidad de dogmas, con un sinnúmero de estilos, sonidos o ritmos musicales, con monumentos precolombinos, coloniales, independientes, imperiales, revolucionarios y hasta posmodernos, con una complejidad de ideologías políticas (PAN, PRI, PRD, PT, PVEM, Convergencia, entre otros). México un país rico en territorio, con 31 estados y un Distrito Federal, con selvas, bosques, sierras, llanuras, desiertos y una cantidad impresionante de terreno fértil, también rico en minerales y en aquel oro negro del que Portillo hacia alarde. México un país rico en población con aproximadamente 106 millones de habitantes.

El mexicano no sabe trabajar en equipo, eso nos lleva al México de hoy, las transiciones pacificas y "legales" de régimen no importan, México sigue siendo un país donde no se sabe trabajar en equipo, ejemplo: futbol. México es un país lleno de ambiciones y de pobreza, o mas lo primero que lo segundo, o viceversa.

jueves, 30 de octubre de 2008

La igual diferencia

El otro día me pidieron ayuda para conseguir donantes de sangre para un persona con cáncer. Como buen ciudadano y amigo, inicié de inmediato una campaña masiva para reunir a dichos donantes con la mayor prontitud posible. Obviamente, sabía que muchos de mis posibles donadores serían descartados debido a causas como enfermedades, perforaciones, tatuajes, o por ser menores de edad. Claro, es obvio que al donar sangre es muy importante verificar que ésta no esté contaminada, ya que debe cuidarse la salud de los receptores. Es completamente comprensible entonces que muchas personas no puedan ser donadoras y se les impongan prohibiciones como las mencionadas, sin embargo, hubo un detalle que me llamó mucho la atención.

Hablando con la persona que buscaba los donadores, me comentó que al estar leyendo el reglamento del IMSS para donadores de sangre encontró un punto que le llamó mucho la atención y (cabe destacar) lo ofendió. Hasta yo me sentí ofendido. Claramente, el IMSS marcaba que aquellas personas de tendencia homosexual estaban sin lugar a dudas vetados como posibles donadores de sangre. ¿Por qué? Bueno, podemos buscar mil y un razones, pero algo es cierto: esto es discriminación.

Podríamos creer que vivimos en una sociedad moderna, más tolerante, abierta, receptiva a los cambios y diferencias en los que vive inmersa, donde nuestro modo de vida ecléctico es el modo de vida que todos debemos aceptar o al menos respetar. Pero en México (y en muchas partes del mundo) la realidad es que no es así. Vivimos todavía inmersos en la discriminación, de muchos tipos, y entre ellas destaca la homofobia. Viviendo en un país de machos, como es México, no sorprende que este tipo de discriminación esté tan fuertemente arraigado y extendido, hasta en cosas tan simples como ésta.

Bien podemos argumentar a favor de este requisito del IMSS. Trasladándonos un poco en la historia, nos remontamos a los años 80's, donde la epidemia de SIDA se tornó especialmente grave y el auge de la misma se dio entre la comunidad gay. Bajo esta perspectiva, es normal pensar que el IMSS generó dicho requisito para proteger del SIDA a sus pacientes. Si la comunidad gay era el principal portador de SIDA en los 80's, suena lógico pensar que si se quiere proteger a los pacientes de dicha enfermedad entonces debe prohibirse a los gays ser donadores de sangre. Sin embargo, el SIDA se extendió al resto de la población, llegando con el tiempo a ser mayor dentro de la comunidad heterosexual que dentro de la comunidad gay. A estas alturas, es imposible, y hasta absurdo, creer que alguien tendrá SIDA sólo por ser gay.

Sin embargo, dicho estereotipo se ha mantenido hasta nuestros días, y por lo visto el IMSS no se ha preocupado en lo más mínimo por cambiarlo. O simplemente, es parte de esa homofobia tan característica de nuestro país. Y la vemos no sólo en la prohibición para donar sangre, sino en antros, en la calle, en el trabajo, escuela, familia, amigos, transporte público, restaurantes, cafés, etc. No hay lugar que escape a la homofobia de una u otra manera. Y lo más triste de todo, es que en muchos lados se fomenta sin que nadie haga nada al respecto. Desde la familia, donde se educa a los hijos varones a ser "bien machos", lo cual incluye discriminar a los homosexuales por ser "sucios, antinaturales, grotescos, pecaminosos", entre otras cosas.

De hecho, México es uno de los pocos países (si no el único) donde podemos encontrar tantos términos para designar a una persona homosexual (joto, maricón, puto, manflora, puñal, volteado, rarito, mariposón, mayate, etc.), con la similitud de que todos ellos son de carácter ofensivo. Sin embargo, dato curioso, los homosexuales más criticados y el mayor centro de etos insultos y homofobia son los afeminados y/o pasivos (aquellos que son penetrados en el acto sexual). Como parte del machismo mexicano, es más respetado un homosexual que se comporte de manera masculina que uno que uno, al igual que se respeta más al que utiliza su pene para el acto sexual como lo haría un hombre cualquiera, en lugar de ser penetrado como una mujer. Y esta idea ha alcanzado gran eco dentro de la comunidad gay.

Es muy común dentro de dicha comunidad, a diferencia de lo que generalmente se piensa, la discriminación hacia lo que se denomina las "obvias", personas homosexuales de comportamiento femenino. Incluso los mismos homosexuales prefieren el comportamiento masculino y buscan comportarse lo más "machos" posibles y rodearse de gente con el mismo comportamiento, en un afán de hacerse pasar por hombres heterosexuales y no ser discriminados. Muchos lo argumentan diciendo que por ser homosexuales no significa que deban perder su hombría, y es cierto, pero en varios casos se trata ya de una patología más que de una defensa natural de la hombría.

¿Y cómo no van a preferir ocultarse con todo lo que tiene que vivir la gente homosexual en este país? Poder ser un homosexual declarado es una vida dura y difícil en este país, ya que dicha persona se verá expuesta no sólo a la discriminación y el rechazo, sino a una larga serie de peligros por parte de la sociedad que lo rechaza. Dichos peligros pueden ir desde insultos, pasando por golpes y terminando en asesinatos. ¿Qué tan común es ver a una pareja gay en la calle, caminando agarrados de la mano como una pareja heterosexual? Y cuando se llega a ver una pareja de este tipo, ¿cuáles son las reacciones inmediatas de la mayoría de las personas, especialmente los hombres? Aún no somos capaces de asimilar hechos como estos y enfrentarlos en la vida diaria.

Si bien hay que reconocer que ha habido ya una mayor apertura a nivel nacional (como lo demuestra la Sociedad de convivencia en el DF, aunque sea un logro menor), aún existen muchas ciudades, zonas y personas donde esto es imposible de ver. Para un ejemplo práctico tomemos la ciudad de Querétaro, donde es muy común ver en el centro a parejas de homosexuales caminando despreocupadamente como cualquier pareja heterosexual. Por otro lado, dentro de la misma ciudad, existen colonias donde tener el más mínimo indicio de homosexualidad te acarrea una golpiza segura, si no es que hasta la muerte. Así de polarizados vivimos al respecto, metidos en esta sociedad tan heterógenea, e hipócrita en muchas ocasiones, que vive empapada de homofobia.

Y se han generado leyes para proteger a los homosexuales y sus derechos, pero pocas veces estos son bien aplicados. ¿Y cómo esperar que los apliquen correctamente si las mismas autoridades que se encargan de hacerlo padecen también de homofobia? ¿Cómo te va a ayudar alguien que te odia y desprecia? Hay muchos crímenes de discriminación que quedan impunes por lo mismo, porque no hay quién haga cumplir la ley tal como debe de ser. Ante situaciones cómo ésta, ¿qué se puede hacer entonces?

Educación, es la respuesta. Educación desde el hogar, educación en las escuelas, educación en la calle, en los medios, en donde sea. Educar a la gente, enseñarla a tolerar lo diferente, enseñarla a respetar a los demás, a no discriminar, a que todos somos iguales independientemente de la orientación sexual, o el nivel social, sexo, origen, raza, etc. La raíz de todo la tenemos en casa, enseñando a los niños, las generaciones del futuro, que un homosexual no es una persona rara y/o mala que debemos rechazar, sino por el contrario, que es tan persona como nosotros y merece ser respetado y amado como cualquier otro. Porque si no les enseñamos eso, ¿qué haremos cuando ellos resulten ser homosexuales?

Arráncame la... sucia política

El miércoles pasado curiosamente fui al cine a ver la película tan comentada de “Arráncame la Vida” película basada en una extraordinaria novela de Ángeles Mastreta, en donde la mujer sale nuevamente triunfadora y libre de todo encadenamiento varonil, aunque a lo largo de la novela no lo se así incluso existe una cadena más fuerte y sucia que es…. la política, uuuuy que melloo, me dan escalofríos en pensar en esta palabra tan anhelada, codiciada y sucia pues todos sabemos por qué la política es tan comentada.


Bueno pero el punto principal de esto es la política que se nos muestra a lo largo de la película y es que no lo podía creer de verdad que en el periodo se nos narra (1930 y 1940) , se viera todavía hoy en día la misma cuestión política hace tantos años. Quiero decir no tenemos un avance significativo en cuestiones políticas, todo sigue siendo igual de corrupto que antes, ni siquiera la democracia hoy en día se ve salir del pantano de donde nos encontramos sumergidos, siguen habiendo asesinatos entre políticos, narcotráfico, corrupción, poder a través de contactos mafiosos, en fin un mar de sucesos sin principio ni mucho menos se ve el fin de esto.

Es sorprendente cómo hoy en día esta novela se sigue adaptando perfectamente a nuestros tiempos, la política sigue siendo un verdadero asco (sin ofender a nuestros respetables políticos jajaja) sigue la controversia de la verdadera opinión de los ciudadanos para votar por sus soberanos, aún sigue habiendo duda en el ganador de las elecciones, continuamos con un poder corrupto que se va infiltrando en cada una de las esferas políticas y no políticas de nuestro país.

Parece mentira que todavía no podamos salir del hoyo en el que siempre estuvimos sumergidos, Ángeles Mastreta nos muestra la política como medio de supervivencia y sigue siendo así.

Pues hoy en día si no eres político eres uno más de la plebe, un sonso más, un dominado, una persona que sólo se puede conformar con las migajas que deja el gobierno, pues no creo que exista un salario más alto que el que tienen nuestros gobernantes a causa de nuestro esfuerzo de cada día, claro con nuestros impuestos.Los que se encuentran involucrados dentro de la política tarde que temprano terminan siendo uno más de los tantas que hay ahí, pues es difícil no andar entre tanta porquería y no embarrarse de ella, y si tienes un poco más de valores o educación te obligan a ser como ellos, pues violan tus derechos humanos e incluso es factible obtener una que otra amenaza de muerte a ti o a tus seres más cercanos.

En fin la conclusión es que la política sigue siendo la misma porquería de siempre, no hemos tenido un avance en nuestro gobierno, a menos que Felipe Calderón durante su gobierno empiece a limpiar todas las redes de corrupción que existen en los altos y bajos mandos de gobierno, la pregunta es ..¿Podrá Felipe Calderón eliminar poco a poco la corrupción, deshonestidad y la sucia política que existe en el gobierno? “Arráncame la…. Sucia política”.

Soy su amigo el Ahuizotle, procurando la verdad y la honestidad para el nuevo pueblo mexicano.

lunes, 13 de octubre de 2008

Muerte legal

El otro día leía una revista donde criticaban la campaña de Calderón en contra del narcotráfico, acusándolo de ser el catalizador de la ola de violencia que recorre el país. Lo que se llama "guerra contra el narcotráfico", ha sido criticado por no tener ningún resultado hasta ahora, excepto el de disipar la cantidad de asesinatos y ejecuciones relacionados con el narcotráfico. Mencionaban como propuesta de solución a este problema, además de la educación pública, la legalización de las rogas. Pareciera sonar lógico que, al legalizarlas, se acabarían muchos de los problemas con los narcotraficantes respecto a la distribución y venta de drogas. Sin embargo, el trasfondo de este tema es tan profundo y complejo que no basta con eso.

El origen del narcotráfico como lo conocemos se remonta a finales de los años 70 y principios de los 80, donde el tráfico de drogas comenzó a tener un mayor auge en el país. Esto se debió a varias causas. Primero, en Estados Unidos se popularizó el uso de las nuevas drogas sintéticas, convirtiéndose en uno de los mayores consumidores a nivel mundial. Obviamente, los proveedores necesitaban una ruta adecuada para su mercancia, lo cual nos lleva al segundo punto. México se convirtió en el paso obligado de dichas mercancías debido a ser el vecino de Estados Unidos, por lo que muchos cárteles se establecieron en el país, principalmente al norte del mismo. A su vez, esto tampoco hubiese sido posible sin el tercer punto. La corrupción en México y su laxo sistema legal favorecieron no sólo el tráfico y la implantación de los diferentes cárteles, sino también su afianzamiento, empoderamiento y el aumento del tráfico de drogas. Todo esto, con el paso del tiempo, derivó en los cárteles actuales y la situación de inseguridad que vive el país.

El narcotráfico y los capos obtuvieron así un poder cada vez mayor, logrando infiltrarse en las altas esferas políticas y expandiendo su influencia a la policía y el ejército. Actualmente, es posible aseverar que los narcotraficantes son las personas más poderosas e influyentes del país,no sólo por la extensión en las esferas de la vida social, sino también por su poder económico, armamentista, cultural, de cohersión, político, etc. Incluso es posible, si se contabilizaran las ganancias como ingreso para el país, que sean el principal ingreso mexicano, por encima del petróleo y las remesas. Tanto poder no podía quedarse meramente en las esferas comerciales del narcotráfico, es obvio que tarde o temprano se extendería. Al haber alcanzado las esferas políticas, se ha generado una corrupción tan grande al interior del gobierno que ahora resulta prácticamente imposible separar a aquellas personas que tienen lazos con el narcotráfico de las que no. Muchos políticos se han visto inmiscuidos con el tráfico de drogas, ya sea desde participar en los mismos hasta dar libre tránsito a los traficantes y sus mercancías. Esto último se debe principalmente a dos causas, los beneficios o el miedo.

Los beneficios que los narcos otorgan van desde lo económico hasta lo político. Así como pueden sobornar a funcionarios públicos para que hagan la vista gorda ante el tráfico de drogas, pueden por otro lado hacer tratos con ellos y ofrecerles puestos de poder a cambio de su ayuda una vez en dicho puesto. De esto último deriva el conocido escándalo del apoyo del narcotráfico a la campaña electoral de Calderón. Por otro lado, el miedo es también un factor fundamental. Cuando alguien se niega a participar con el narcotráfico bajo los argumentos anteriores, se usa entonces el poder del miedo para convencerlo. ya sea por medio de amenazas, secuestros o ejecuciones, los narcotraficantes deblegarán a su víctima, quien no tiene ma´s remedio que apoyar al narcotráfico aún en contra de su voluntad.

Aunado a este poder del narcotráfico se encuentra el de sus armas y organización interna. Conformados por sicarios, los cárteles se manejan como ejércitos privados que velan por los intereses del cártel y su capo. Armados con las mejores armas (aún mejores que las de los policías o el ejército), se han convertido en fuerzas casi imparables, que imponen sus propias reglas por encima de las de la nación. Si bien más de una vez se les ha tratado de hacer frente por medios militares, el armamento superior de los sicarios ha dificultado que dichas acciones tengan un éxito rotundo.

Ahora, no debemos olvidar la influencia cultural que ha tenido el narcotráfico en nuestro país. Desde los narcocorridos hasta el ideal de un estilo de vida, el anrcotráfico se ha metido en la vida del mexicano común. Se ha dejado ver en muchos lados como un delincuente y se ha transformado su figura en la de un héroe o mártir. Santificados de esta forma, los narcotraficantes obtienen un poder aún mayor que el político o militar: el del carisma. Se vuelven aún más amados y admirados que los héroes nacionales. Aunado a que el estilo de vida de un narcotraficante se pinta como ideal (poco trabajo, muchas ganancias y se omiten los riesgos), y que hay muchas personas que desean alcanzar dicho estilo, el poder cultiral del narcotráfico alcanza niveles inimaginables.

Sea como fuere, el narcotráfico es un problema que debe combatirse. El problema principal radica en encontrar la forma adecuada para ello. Como mencioné al inicio de este texto, se ha hablado de la legalización de las drogas como posible solución. Esto podría resultar eficaz desde el punto de vista de que reduciría las fricciones entre el narcotráfico y el gobierno, ya que permitiría el libre tráfico de drogas por el país y se evitarían enfrentamientos entre ambas partes. Por otro lado podemos justificar esta acción argumentando una tesis psicológica muy fundamental: aquello que está prohibido llama más la atención que lo que no está. Mientras las drogas permanezcan siendo ilegales, el tabú que las rodea inclinará a la gente a conseguirlas y consumirlas, como fruto del morbo y la curiosidad inherentes al ser humano. Al momento de legalizarlas, se volverían parte de als mercancías comunes, lo que haría que perdieran su "encanto" y la gente terminara por olvidarlas, haciendo así que las ventas disminuyan. Este plan iría acompañado de una educación adecuada, la cual crearía en las personas la concienca suficiente para que cada quien decidiera si debe o no consumir drogas.

Aunque parezca una buena propuesta, no deja de ser utópica e idealista hasta cierto punto. Por un lado, legalizar el tráfico y consumo de drogas aumentaría aún más el poder del narcotráfico y sus cárteles en el pasí. Si siendo ilegal y perseguido (hasta cierto punto) por la autoridad, goza de tanto poder, ¿de cuándo más podrá gozar siendo legal? Y si se disminuyeran las fricciones entre narcotráfico y gobierno, no sería así entre los diferentes cárteles o al interior de los mismos. No olvidemos que también existen fricciones y problemas entre y al interior de ellos, y que la solución generalmente consiste en eliminar a los miembros que generan dichos problemas, es decir, ejecuciones. Legalizar el narcotráfico podría alentar cada vez a más personas a meterse en esos asuntos, lo que traería como consecuencia que cada vez más civiles se cieran envueltos en ejecuciones y ajustes de cuentas. No es lo mismo legalizar el consumo en un país meramente consumidor a uno que además es centro de distribución y cara de varios cárteles.

También la idea de qyue legalizar las drogas disminuirá el interés y el consumo en la población tiene su contraparte. podemos considerar que el consumo de drogas en México es actualmente legal, desde el punto de visra de su facilidad para conseguirlas. El legalizarlas no significaría un gran cambio en este hecho. Hay una gran parte de la población que consume dorgas de todo tipo, desde un simple churro de marihuana hasta éxtasis, LSD y otros. Una vez legalizadas es más probable que el consumo se dispare a que disminuya, y que se extienda incluso a personas que nunca han consumido drogas en su vida. la pérdida de interés puede (es una posibilidad, no un hecho) disminuir al largo plazo, pero en el corto no podemos jugar con la salud y vida de la población.

El último punto importante a este respecto es Estados Unidos. Constantemente, dicho país presiona a México para que controle y evite el tráfico de drogas por la frontera. Habiendo legalizado la droga, las fricciones entre ambos países serían inmensas, ya que mientras allá tratan de detener su flujo, aquí permitimos su libre cauce sin restricción alguna; y sería entonces imposible congeniar la política interna con la externa en materia de drogas para satisfacer a ambas partes. Ahora bien, generarnos problemas con Estados Unidos por este tema no es algo que nos convenga al país en más de un aspecto, y es un factor importante que debe ser considerado.

Combatir el narcotráfico es un asunto delicado que requiere de mucha astucia e ingenio para llevarlo a buen fin. La principal arma que poseemos es la educación. Con la educación adecuada, tanto en la escuela, casa, como en la calle, es posible disminuir el interés y el consumo de drogas a nivel nacional. Siendo el narcotráfico nada más que una empresa, al momento de quedarse sin consumidores el negocio se vendría abajo. El problema radica en dos cosas, por un lado, que Estados Unidos sigue siendo un importante consumidor, y aunque disminuya el consumo en México sigue existiendo un mercado de valor donde el narcotráfico puede colocar su mercancía. Por otro, el poder cultiral del narcotráfico y la idea ampliamente difundida (y en algunos casos arraigada) de que las drogas no son tan malas como las hacen ver, hacen difícil un cambio de mentalidad positivo en las mentes de los mexicanos, especialmente los más jóvenes.

Opciones para combatir el narcotráfico hay muchas, y podemos intentar atacarlo desde varios lugares, pero hasta ahora resulta imposible generar una estrategia adecuada debido al inmenso poder que ostenta el mismo. Si bien el arma más fuerte es la educación, ésta requiere no sólo de trabajo y apoyo, sino que necesita complementarse de otras estrategias para surtir efecto. No se destruirá el narcotráfico sólo atacando un flanco y en poco tiempo, se requiere de un ataque combinado, tiempo, astucia y esfuerzo para lograrlo. Es cierto, estamos ante una guerra contra el narcotráfico, pero no es una guerra convencional. Y el inicio de la victoria o la derrota reside en cada uno de nosotros.