viernes, 31 de octubre de 2008

¿Rescate o metida de pata?

Enfrentamos en la actualidad una crisis económica severa, que traspasa los niveles nacionales y se ha tornado ya internacional. Las bolsas de todos los países han sufrido graves pérdidas, algunas de hasta más de los diez puntos porcentuales. Nuestra moneda continúa devalúandose, las tasas de interés aumentan, los precios de los productos siguen subiendo y el desempleo crece cada vez más. Conocido es que la economía mexicana no es lo que se dice fuerte, y esta recesión económica mundial podría casi acabarla. Para combatirla, el presidente Calderón sacó un programa que busca sostener la economía mexicana por medio de varios puntos. Si bien, dicho programa tiene sus pros, hay algunos puntos que son discutibles.






Uno de los puntos propuestos por el presidente es el incremento de obras públicas para la generación de empleos. Este punto establece la ampliación y creación de carreteras, autopistas y puentes a nivel nacional, y también la creación de nuevos hospitales en zonas rurales, entre otros. Cierto que, por un lado, se crearán cientos, o hasta miles, de empleos, ya que se requerirá de mucha mano de obra para tal infraestructura. Muchas personas que en estos momentos no cuentan con algún trabajo podrán obtener un empleo aquí, logrando así sobrellevar mejor la crisis. Los nuevos caminos serán beneficiosos para el país, y los nuevos hospitales también ayudarán a mucha gente.

Ahora veamos el otro lado de la moneda, aquel que obviamente no se iba a decir por cadena nacional. Todos los empleos generados a partir de las obras públicas son empleos meramente temporales. Se trata de miles de personas que volverán a quedar desempleadas una vez terminados los proyectos del gobierno. Y no sólo eso, sino que además muchos de ellos recibirán un sueldo igual o ligeramente superior al salario mínimo, lo cual no es muy alentador frente a la actual laza de precios. Además, si la crisis genera desempleo porque ya no se puede pagar a las personas, ¿cómo combatirla contratando más personas? El presupuesto estatal también se verá reducido, por lo que tendrá que ajustarse el cinturón y establecer prioridades. De un presupuesto reducido, ¿cómo obtendrá el dinero necesario para invertir en obra pública sin descuidar otras áreas?

El siguiente punto mencionado por el presidente fue la creación de una nueva refinería en el país. Este proyecto aportaría mayor beneficio económico a México que las obras públicas, ya que apoyaría a la empresa mexicana más importante. Aunado al aumento en la producción de PEMEX, se incuiría toda una nueva gama de empleos, ya que la nueva refinería requeriría de mucha mano de obra, más estable que la generada por las obras públicas, y en muchos aspectos, mejor pagada. Pero nuevamente nos enfrentamos al problema del presupuesto, y no sólo del gobierno, sino de PEMEX.

Construir una refinería no es nada barato, tomando en cuenta todo lo que la misma incluye. PEMEX sería incapaz de afrontar tal gasto debido a sus propios problemas económicos, por lo que requeriría apoyo del gobierno. Con un presupuesto apretado y obras públicas en construcción, ¿de dónde sacar el dinero para una refinería? Más aún, ¿de dónde sacar el dinero para mantenerla? ¿Sería PEMEX capaz de lograr mantener esta refinería con los problemas económicos que enfrenta? Hay que reconocer que el plan es bueno y realmente representa una ayuda a México, pero está fuera de tiempo. El momento adecuado para crear una nueva refinería debería ser cuando México está económicamente estable, de manera que durante una crisis ayude al país a sostenerse; no a la mitad de la crisis, cuando los recursos son escazos y los beneficios serán a mediano y largo plazo.

Si bien el gobierno trata de apoyar al país y resolver los problemas más inmediatos de los mexicanos, es necesario que tome en cuenta todos los factores que influyen en sus decisiones. Más préstamos para llevar a cabo sus acciones no ayudarán, ya que sólo hundirán más al país. Es necesario más bien saber administrar lo que se tiene y sacarle el mejor provecho para salir de la crisis lo mejor parados posible, y no sólo eso, sino también aprender a aprovechar los tiempos de "vacas gordas" y prepararnos en ellos para los de "vacas flacas". Lo que México necesita no son políticas de rescate, sino de prevención.

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